La hipocresía de la izquierda en España: ¿doble rasero en casos de acoso y racismo?

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La hipocresía de la izquierda en España: ¿doble rasero en casos de acoso y racismo?

La izquierda en España se ha erigido durante años como la abanderada de los derechos sociales, la igualdad y el respeto. Sin embargo, en algunos casos, sus actos parecen contradecir sus discursos. Episodios recientes, como la denuncia contra Íñigo Errejón por presunto acoso sexual y los incidentes protagonizados por Ana Pardo de Vera y Antonio Mestre con periodistas, dejan en evidencia un doble rasero que no pasa desapercibido.

Íñigo Errejón: del discurso feminista a la denuncia por acoso

El caso de Íñigo Errejón es uno de los más recientes y llamativos. Quien fuera uno de los rostros más visibles de Podemos, partido que se ha autoproclamado defensor del feminismo, ha sido señalado por una denuncia de acoso sexual. Aunque la presunción de inocencia es clave en cualquier estado de derecho, es difícil ignorar el contraste entre el trato mediático y político de este caso y el que la izquierda ha dado a acusaciones similares contra figuras de la derecha.

Mientras que en situaciones similares se exige la dimisión inmediata de los acusados, en este caso se ha guardado un silencio incómodo, acompañado de un apoyo tácito o explícito por parte de algunos sectores progresistas. ¿Dónde está la coherencia con los principios que tanto proclaman?

Ana Pardo de Vera y Antonio Mestre: ¿defensores de la igualdad?

Ana Pardo de Vera y Antonio Mestre, figuras mediáticas asociadas a la izquierda, han protagonizado incidentes que llaman la atención por su contradicción con los valores que dicen defender.

En un reciente evento, se retiró el micrófono a dos periodistas en pleno ejercicio de su labor, lo que supone un ataque directo a la libertad de prensa. Pero lo más grave fue el comentario racista de Pardo de Vera, quien se refirió a un periodista negro como “gorila”. Una expresión cargada de prejuicios y discriminación que choca frontalmente con el discurso antirracista que tanto promueve la izquierda.

Lo más preocupante no es solo el comentario en sí, sino la falta de autocrítica posterior. En lugar de asumir responsabilidades, se ha intentado minimizar el incidente o desviar la atención hacia otros temas.

La doble vara de medir

La izquierda española se enfrenta a una grave crisis de coherencia. Mientras que condena con contundencia cualquier desliz de sus adversarios políticos, se muestra indulgente, cuando no directamente cómplice, ante las actitudes reprobables en su propio seno.

Este doble rasero no solo mina su credibilidad, sino que también alimenta la polarización y el desencanto ciudadano. El feminismo y la lucha contra el racismo no pueden ser utilizados como armas arrojadizas para obtener rédito político; deben ser principios éticos aplicables en todas las circunstancias.

¿Hacia dónde vamos?

El pueblo español necesita líderes que sean ejemplo, no solo en sus discursos, sino también en sus acciones. La hipocresía y el oportunismo político solo consiguen erosionar la confianza en las instituciones y en los movimientos sociales que representan causas legítimas.

Es momento de exigir a la izquierda española el mismo rigor que reclama a sus adversarios. Solo con coherencia y autocrítica podrá recuperar su papel como defensora de los derechos y la igualdad. Sin embargo, mientras los actos sigan contradiciendo las palabras, la credibilidad seguirá siendo su talón de Aquiles.

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